De acuerdo a la tradición Zen, se dice que la misma repele las malas energías y aporta serenidad; se puede utilizar arena lisa o rastrillarla en surcos que darán la forma de ondas en movimiento, lo que hay que saber es que cuanto más fina sea, más suavidad transmitirá. En nuestros Jardines Zen no pueden faltar los estanques y, por supuesto, el agua, se pueden recrear riachuelos, estanques y hasta pequeñas cascadas; las metáforas visuales que brindan las fuentes son muy importantes y se forman a través de las superficies de arena: la alisada se asemeja al mar calmo y la surcada, al agua en movimiento.
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